Hace 8 meses aproximadamente que adquirí un reproductor iPod Touch de Apple, en la versión de 8Gb, y aparte de llenar mis horas de entretenimiento con música, películas, navegación web, fotos y juegos, ha supuesto una sorpresa para mí el poder utilizarlo como lector de libros electrónicos.
Hay multitud de aplicaciones para ello, aparte de los lectores de documentos en formato Word y PDF’s, la AppStore se llena de aplicaciones como Amazon Kindle (versión iPhone) o Stanza, de la que voy a hablar a continuación:
- Stanza te permite leer en una resolución con calidad de impresión, con una luminosidad muy suave para lectura nocturna y cansar lo menos posible la vista. Con pequeños e intuitivos taps (golpecitos sobre la pantalla), cambiamos de página, modificamos el nivel de brillo de la pantalla (deslizando el dedo de arriba a abajo o viceversa), marcamos la página para añadir un marcador, etc.
- Puedes personalizar tus colores, fuentes, líneas y hasta reglas lingüísticas.
- La organización de la librería es muy intuitiva, ordenando por diferentes criterios. Además puedes navegar entre tus títulos mediante «cover flow».
- Compartir libros y documentos a través de redes wifi es muy fácil desde múltiples ordenadores en la red.
- Puedes acceder a una enorme cantidad de libros electrónicos, muchos de ellos gratuitos como los del proyecto Gutemberg. De él puedes descargarte directamente al iPod-iPhone clásicos de la literatura, como ‘el quijote’.
- Se conecta a varios sitios web de venta de libros, con un volumen de títulos considerable.
- Soporta gran cantidad de formatos. De forma opcional es posible descargarse Stanza Desktop para el ordenador de sobremesa o portatil, con el que podemos convertir los libros al formato deseado, así como compartir los libros con el iPod. Al contrario que su versión móvil, Stanza Desktop no me ha convencido mucho.
Ni remotamente pensaba al comprar el iPod que lo iba a utilizar para la lectura de libros electrónicos, y aunque todavía uno se resiste a abandonar los ejemplares en papel, últimamente no es nada difícil verme leyendo libros en mi iPod en la cama o en el tranporte público (lo cual es una ventaja de tamaño en los saturados servicios de transporte que utilizo en mi ciudad).